NO MÁS DISCURSO SOBRE TARIMAS O PLATAFORMAS CONSTRUIDAS DE CADÁVERES
La providencia divina actúa de forma extraña, pero entendible, sin embargo aun no he podido comprender el fenómeno que fuera de la temporada ciclónica sobreviniera al país, una sub tormenta tropical, que al tocar tierra dominicana se convirtiera en tormenta tropical.
Esta tormenta, denominada Olga, fue antecedida cuarenta y tres días antes por una sorpresiva tormenta, bajo la cual las flamantes autoridades hidráulicas del país, pasaron la prueba.
Sin embargo estas mismas autoridades, ante el nuevo fenómeno atmosférico, se ven obligadas a tomar decisiones que inevitablemente afectarían la región de Santiago y el Bajo Yaque, de esas decisiones, parece, tendrán que dar cuentas en la Justicia Dominicana.
A pesar de los dos elementos anteriores, otros dos nos resultan sintomáticos, primero que las zonas afectadas son exactamente las que sirven de soporte al laborantismo político de las autoridades de referencia, segundo que estas zonas afortunadamente estuvieron exentas de la influencia de la primara calamidad, denominada Noel.
Estoy convencido que el resultado de una consulta o análisis técnico podría sustentar sin dificulta y exitosamente cualquiera de las dos escuelas que se discuten en el momento: 1. se actuó irresponsable y criminalmente en el desfogue, o, 2. Se actuó responsablemente procurando salvaguardar la integridad de las mayorías en la región.
Podría en particular y en función del conocimiento de ingeniería forense que he cultivado, entrar en las consideraciones de la consulta que me interese políticamente respecto de una de estas dos escuelas, pero prefiero por el momento diferir tal aporte a un momento posterior a la contienda electoral del país, ya que esta competencia electoral ha desbordado las incapacidades y las perversidades.
Prefiero inscribirme en una nueva escuela, la que debe propiciar soluciones imperecederas y que a la vez sean capaces de generar tranquilidad a los sectores que conforman las comunidades Sur y Oeste de Santiago, así como a las comunidades del bajo Yaque.
Posterior a la tormenta “Noel”, el candidato presidencial EDUARDO ESTRELLA, demostró al país que la situación creada en el Bajo Yuma era evitable, si los gobiernos que sucedieron a los de Balaguer, hubiesen completado las obras pendientes en la Presa de Rincón, esto es una salida para turbinar hasta 8 Mw de energía eléctrica, para lo cual concomitantemente debía construirse un canal de derivación de la presa de Hatillo a la Presa de Rincón.
Disposiciones como las precedentes evitarían en situaciones críticas grandes inundaciones, pero es necesario superar la falta de visión de las autoridades gubernamentales de los últimos once años, quienes además de no construir estas obras complementarias, tampoco han educado las comunidades que deben superar la oposición rampante a tal proyecto, así como también aprender a prestar atención a la advertencia de la providencia divina.
Cuando se discutía la Ley de energías Renovales asumí un cuestionamiento de por qué no se había explorado y explotado posibilidad de generar energía eléctrica en los canales de riego, por ejemplo, colocando dinamos entre Villa Gonzales y Navarrete podríamos generar limpia y económicamente la energía que demandan ambas comunidades, lo que además resultaría en potencializar la competitividad empresarial de esa subregión de Santiago, experiencia ésta extrapolable a otras comunidades del país.
Hoy me pregunto hasta cuando esperaremos para entender que la realidad y crecimiento urbano de Santiago demanda soluciones que como la construcción de un corredor ecológico en la margen sur del rio Yaque.
Este corredor no pude esperar más y los fondos están disponibles para conformar un área de bosque y la construcción de una avenida de circunvalación de Bella Vista, acompañada de un muro en la ladera sur del rio, también construir algunos tramos de muros de hormigón armado en la ladera norte.
Adicionalmente a las inversiones de los fondos aprobados fondos para la reconstrucción de Santiago y la Zona del Bajo Yaque, los que hemos calificado en el hemiciclo de la Cámara de Diputados como “la urgencia justificable para la emergencia”, propongo que sin más dilación aprobemos la legislación correspondiente a un marco regulatorio para el asentamiento humano, sustentado de lo cual no debe estar ausente el atlas de la pobreza y un mapa de riesgos de inundación
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