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¿Por qué es MALA?, o solo sujeción del morbo
El pasado día 21 dimos seguimiento a la lectura de la sentencia del juicio por desfalco al BANINTER, contagiados de gran expectativa, como toda la población.
Aunque con retraso nos dirigimos raudo y veloz a la vigilia convocada por Participación Ciudadana, institución que apoyamos sin reservas y con quienes habíamos comprometido nuestra presencia; Penosamente antes de arribar al Distrito Nacional oímos, vía radio, la lectura del dispositivo de la “CONDENA”, cuyo contenido NOS AFECTO tan significativamente que transformo la esperanzadora expectativa que nos albergaba en un SENTIMIENTO DE IMPOTENCIA y aunque aun permanecemos desmoralizados, procuraremos en esta intervención ser objetivos, pero sin garantizarlo.
Resulta que no es posible ser ecuánime al analizar lo contraproducente de la condena que beneficio con IMPUNIDAD A QUIENES INTENTARON ASESINAR AL PUEBLO DOMINICANO; intento que ha valido cual materialización del propósito dado el devastador efecto del hoyo o robo ascendente a casi 74 mil millones de peso, cuya secuela nos ha afectado y nos afectara durante años, aclarando que este es solo uno de los tres desfalcos bancarios que debemos conocer.
Poco después, aun embebido en el fallido fallo, llegue a pensar que mas que expectativa en la sentencia había acumulado morbo, erróneamente termine por convencerme que no había necesidad de una vigilia; no obstante con timidez me acerque hasta a la sede de PC, donde al encontrar ingentes hombres de bien como DON JUAN BOLÍVAR DIAZ, quien con lagrimas en los ojos y un nudo en la garganta delataba sentimientos de frustración, entonces acepte que no albergaba en mí el morbo.
Más tarde me secuestraron algunas preguntas sucediéndose una y otra vez, por ejemplo ¿Porque recientemente la justicia dominicana sanciono con cinco años de cárcel a un Guachimán quien robo unos 400 mil pesos? o ¿porque se sanciono con diez años de prisión a un Funcionario de banreservas en Cotui por sustraer 2 milloncitos de pesos?
Ya en la noche, aun chocado por el efecto del fallo, me convencí que realmente solo nos habíamos ilusionado acariciando la posibilidad que comenzaríamos a ahorcar blancos, perdón, quiero decir “a los de cuellos blancos”.
Pero, seguí preguntándome ¿si seria de tontos pensar que alguien debe ser culpable de que más de dos millones de dominicanos y dominicanas seamos más pobres? o ¿Qué casi un millón se convirtieran en nuevos indigentes en la República Dominicana?, encontrando como respuesta debemos estar consientes que no se sabe donde parara esta cuenta, que se incrementa cada día.
Reflexionando bien, debo reconocer que sí me afecto el morbo, porque ¿cómo fue posible pretender que sin cambiar los factores de poder que imperan en nuestra sociedad, pretendimos cobrar a Ramoncito Báez lo que no fue capaz de pagar su “pariente cercano” y Ex presidente Báez?, también había olvidado que esos sectores de poder han sido siempre cómplices y protectores de esta y otras pocas portentosas familias.
Concluyo esta parte convencido que hemos sido víctima de una trampa y de una nueva componenda de los poderes facticos que dominan el país, la cual quedo delatada cuando al iniciar la lectura el Juez presidente aclaro que allí “solo se juzgarían las pruebas presentadas, sin importar que pensara o pretendiera la sociedad”.
Inevitablemente nos acoge la suspicacia dado el contenido del introito, agravado cuando en tal introducción se destaca el juicio unificado de los tres jueces, los que además oscilan en edades de poco más de treinta años y que confidencialmente ninguno acumulaba experiencia en la materia en discusión, ya que dos venían de ser jueces de paz y una juez de transito.
Esta sentencia cuestiona a la vez nuestra frágil institucionalidad, así como el estado de derechos que nos rige, siendo lo más preocupante que al final de la audiencia todas las partes resultaban beneficiadas y se presentaban horondas como ganadoras.
No podemos dejar de reconocer que en el juicio se escenificaba un viejo pleito por moralizar al país, pero esta vez marcado con la desigualdad de que estos tres jóvenes y valientes jueces se enfrentaban al Contubernio de los sectores tradicionales de poder de nuestra sociedad gobernante, quienes de nuevo imponen la impunidad y han ganado una guerra, pero no la batalla; la sociedad debe empoderarse colectivamente y reiniciar la LUCHA, consientes que muchos serán los llamados y pocos los que escogeremos ese camino.
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